¿Quién defiende a las nucleares?

El sector nuclear defiende las centrales argumentando que se trata de una energía segura, que garantiza el suministro eléctrico de forma constante, independientemente de la climatología. Además, en el proceso de generación de esta energía no se liberan gases tóxicos, por lo que concluyen que la energía nuclear contribuye a la desvinculación de los combustibles fósiles y, en gran medida, frena el cambio climático.

La patronal de la nuclear incide en que las centrales otorgan la independencia energética con respecto a los países productores de petróleo, desterrando la incidencia de posibles conflictos bélicos o políticos. Del mismo modo, afirman que esta energía asegura un precio predecible y estable.

En los últimos años, a raíz de los Acuerdos de París contra el cambio climático y la guerra de Ucrania, algunas organizaciones ambientalistas han mostrado su interés en la energía nuclear. Este fenómeno ha obtenido una mayor repercusión en los países del norte de Europa, al considerar las nucleares como parte de la solución para evitar el aumento de temperatura y la dependencia energética de Rusia.

Otro de los puntos candentes es el corto ciclo de vida de las centrales, unos 40 años, y el peligro que podrían suponer en caso de ataques terroristas y sabotajes. Cierto es que algunas centrales están recibiendo autorizaciones para seguir a pleno rendimiento durante mucho más tiempo, como las estadounidenses Surry, Turkey Point o Peach Botton 2 y 3, con ampliación de uso a 80 años.

¿Quién está en contra?

Todos los demás. El gran bloque ecologista europeo y gran parte de la sociedad estima que las ventajas descritas no justifican el riesgo de un accidente nuclear o un escape radiactivo, a pesar del incremento en los protocolos de seguridad y la inversión constante en la minimización de dichos riesgos.

Por otra parte, existe el irresoluble dilema moral de legar basura radiactiva a las futuras generaciones durante cientos de miles de años. La solución para liberarse de ellos con suficientes garantías pasa por construir silos en lugares prácticamente deshabitados, como el que se propuso en Villar de Cañas (Cuenca), o habilitar almacenes provisionales en las propias centrales.

Dado que actualmente cada país debe hacerse responsable de sus propios desechos nucleares, parece que la ruta a seguir es la que ha tomado Finlandia: la construcción de un túnel bajo la mayor central nuclear de Europa, situada en la isla finesa de Olkiluoto, habilitado para albergar hasta 6.500 toneladas de uranio.

La energía se mueve hacia el verde: la sostenibilidad, los residuos cero y el aprovechamiento de los recursos naturales se abren camino frente a los combustibles fósiles y las centrales nucleares. La energía proveniente de fuentes naturales, más ecológica y económica, nos brindan la oportunidad de salvar el planeta sin riesgos. ¿Es sostenible en el tiempo? ¿Habrá suficiente electricidad para todos? ¿Podremos seguir viviendo como queremos o debemos asumir una desescalada?

¿Qué países siguen manteniendo centrales nucleares en Europa?

En el continente europeo operan un total de 148 reactores, según datos de noviembre 2023 de la International Atomic Energy Agency, siendo Francia, con 56 centrales activas, el país con más unidades.

 

Es llamativo que China, con su enorme extensión (podría albergar 17 Francias), cuente ahora mismo con 55 centrales; una menos que nuestro vecino galo. Un dato sorprendente que nos hará entender la dependencia de este país de la energía nuclear y la desproporción con respecto al gigante asiático, que poseerá más del 80% de la capacidad mundial de fabricación de energía solar entre 2023 y 2026.

Para afrontar los objetivos de descarbonización de 2030, Francia debe replantearse toda su política energética. La apuesta por el mix nuclear + renovables que asegure el suministro eléctrico, y a la vez cumpla con la hoja de ruta europea, parece lo más plausible.

Dentro de los países de la UE se alojan un total de 110 reactores, que producen al año casi el 30% del total de la electricidad consumida por la Unión. En este enlace puedes consultar el número de centrales en uso, en construcción y cerradas permanentemente

¿Cuál es el planteamiento de España frente a las nucleares?

En España se encuentran en funcionamiento cinco centrales nucleares, situadas en cinco emplazamientos, dos de las cuales disponen de dos reactores cada una (Almaraz y Ascó), por lo que suman 7 reactores de agua ligera, con una potencia eléctrica instalada de 7.398,77 Megavatios (MW).

Las centrales nucleares en uso en España son las de Almaraz I y II (Cáceres), Ascó I y II (Tarragona), Cofrentes (Valencia), Vandellós II (Tarragona), Trillo (Guadalajara). La central de Garoña (Burgos) ha cesado definitivamente, la de José Cabrera (Almonacid de Zurita – Guadalajara) se encuentra en desmantelamiento y Vandellós I (Tarragona) en periodo de latencia.

La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, declara que los propietarios de las centrales nucleares son contundentes respecto al calendario de cierre. A pesar de que valoran positivamente la prolongación del uso de las plantas, no acometerán una nueva inversión o un nuevo ciclo nuclear al no encontrarle sentido económico.

Desde el Ejecutivo se asegura que las eléctricas no quieren nuevas centrales y defienden el calendario de cierre de 2035. Dicho cierre será escalonado y se iniciará previsiblemente en 2027, compensando la energía por una “importante penetración” de las renovables con el apoyo de los ciclos combinados, tecnología que utiliza gas para generar electricidad. Ciertos analistas advierten del punto débil de las renovables: el almacenamiento.

La patronal de los defensores de la energía nuclear en España alegan que en 2022, gracias a la aportación de las nucleares, se ha evitado la emisión de 20 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera. ¿Nos podemos permitir prescindir de ellas?

Su destino dependa en gran medida del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), cuyo texto, en fase de borrador, no adoptará su forma definitiva hasta junio de 2024.

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